martes, 9 de febrero de 2010

Sin ganas

Tengo tantas cosas que hacer que me vuelvo loco, no paro de buscarle las 5 patas a la silla porque es casi tan sistemático mi olvido como inútiles mis propósitos. Pero aquí estoy, con el barco hundiéndose y yo al pié del cañón, alzando la vista a lo venidero, cuando debería bajar la mirada y atarme los cordones, si no quiero troperzarme. Pero ya tengo ganas de descalzarme, de que mi kaos se fusione con mis extremidades y me acepte como soy, para llegar a hartarme y, lleno de coraje volver a empezar la aventura de los buenos propósitos.
Tengo ganas de cargarme del polo opuesto para poder aborrecerlo, tengo ganas de calentar el hielo y enfriar el café, quiero probarlo que no me gusta, simplemente para quitarme el sabor de boca que tengo de haberme acostumbrado a algo. Y es que me aletarga la rutina, no por rutina, sino porque me he acostumbrado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario